Para ser mas efectivos en nuestra vida cristiana, debemos conocer contra que batallamos, el mundo es un enemigo sigiloso. El termino "mundo" no se refiere al planeta o a la humanidad sino mas bien al conjunto de valores hedonistas, modas, filosofías. A raíz de eso, entendamos la palabra mundanalidad como la influencia del mundo en el individuo y dicha tiene efectos perjudiciales tales como:
-Engaña a los hombres llevandoles a un estado de seguridad falsa.
-Hace que los afanes terrenales dominen la vida.
-Moldea el enfoque de la vida.
Efectos cruciales para la vida espiritual. Por lo tanto, las buenas nuevas de Jesucristo incluyen la liberdad del mundo y sus cadenas.
Pero ¿que de aquel que se considera ser cristiano pero aún ama al mundo?
Juan dice:
No amen al mundo ni nada de lo que hay en él. Si alguien ama al mundo, no tiene el amor del Padre. (1 Juan 2:15)
Se deduce que no podemos amar Egipto y vivir en la tierra prometida. No podemos abrazar a Jesucristo pensando en Moloc o Baal.
¿Que hacer si el mundo y sus vanidades nos pretenden engañar?
Porque todo el que ha nacido de Dios vence al mundo. Ésta es la victoria que vence al mundo: nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? (1 Jn 5:4-5 )
Fijemos nuestros ojos en el Cordero Santo.
Que El sea nuestro el deleite y no el mundo.
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