En realidad, nuestro deseo no debería ser como llegar a ser un pedicador ungido sino mas bien un INSTRUMENTO DE DIOS.¿Qué necesito hacer o tener
para ser un instrumento de Dios?
Es una pregunta sincera y sencilla pero que encierra aspectos vitales, serios y profundos.
Es una pregunta sincera y sencilla pero que encierra aspectos vitales, serios y profundos.
Veamos
entonces que nos dice la Biblia en cuanto a ser un instrumento de Dios.
Si alguien se mantiene limpio, llegará a ser un vaso noble,
santificado, útil para el Señor y preparado para toda obra buena. (2 Tim. 2:21)
En
este texto comprendemos es respondida directamente nuestra pregunta. Pablo
inspirado por el Espíritu Santo de Dios, dice: “Si alguien se mantiene limpio”.
·
¿Mantenernos limpios de
que?
Limpios de inmundicia: Significa limpios de
toda suciedad mundana. El mundo nos ofrece muchas cosas que a simple vistas son
atractivas, dulces pero que en el fondo
son dañinas, toxicas y destructivas. El pecado JAMÁS permitirá que Dios se
revele a nuestras vidas. El pecado JAMÁS debe ser tolerado en nuestra vida.
Es
como un muro que separa a Dios de nosotros (Isaías 59:2). Sin embargo,
cuando verdaderamente nos arrepentimos (contrición) de nuestro pecado, Dios es
fiel y justo para perdonarnos. (1 Juan 1:8-9)
Limpios de toda
incredulidad: No creer que Dios es capaz de usarnos, es una barrera
pecaminosa. Hacemos de Dios un mentiroso al decir, que El no puede usarnos. En
el transcurso de la historia bíblica vemos hombres y mujeres que fueron usados
por Dios para cumplir Su voluntad en la tierra. Usted y yo podemos ser parte de
esa lista. Debemos creer en El, en Su palabra y en Su Altísimo e Inalcanzable
poder.
Limpios de toda
soberbia: La soberbia ha sido confrontada por Dios desde tiempos antiguos.
Un pecado que contamina al hombre y que lo encamina al fracaso. La Biblia
expresa que “Dios mira de lejos al altivo y que el exalta al humilde”.
Debemos anhelar ser usados por Dios pero no para sentirnos mucho mejor
que otros, o promocionarnos como “siervos de Dios” (egolatría y narcisismo).
Debemos tener claro que hemos sido tomados de lo vil y menospreciable para
anunciar las verdades ricas y exquisitas del evangelio a todo el mundo, en el
poder de Su Espíritu Santo.
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