jueves, 29 de noviembre de 2012

Separados para Dios



Cuando somos salvos por medio de la gracia que es en Cristo Jesús (Ef. 2:8), Dios también nos justifica (Rom. 5:1; 8:30) y nos santifica por los méritos de Cristo.

En esta nueva condición de vida (2 Cor. 5:17) nuestra mente debe ser renovada cada día (Rom. 12:1), para que podamos caminar en santidad guiados por la gracia de Dios.

De la misma manera que Jesús, no somos del mundo (Jn 8:23; 17:16). Por lo tanto, debemos retirarnos de las contaminaciones de este mundo (Stg. 1:27; 2 Pe. 2:20) dicho de otra manera debemos HUIR de los deseos del mundo y de la soberbia de la vida.

Amar al mundo y sus deseos equivaldría a un adulterio espiritual  y a una rebelión contra Dios (1 Jn 2:15-16; Stg. 4:4). Si realmente como cristianos llegamos a distinguirnos del mundo sufriremos su rechazo y su menosprecio sin embargo el que ha nacido de Dios triunfa sobre el mundo por la fe ( 1 Jn. 5:4-5).

Tengamos en mente que si por gracia de Dios hemos nacido de nuevo, es un hecho que hemos sido separados para El. Vivamos a la altura de nuestro llamado con el poder de Su fuerza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario